Adaptar la legislación, un cambio necesario para avanzar hacia la Economía Circular

Madrid, 03 de diciembre de 2019. – La Cumbre Mundial del Clima (COP25) se celebra en IFEMA desde el 2 al 13 de diciembre. Más de 25.000 representantes (decenas de jefes de Estado y de Gobierno, organizaciones ambientales, empresarios, científicos, etc.) de 200 países se reúnen en Madrid, para alcanzar acuerdos y compromisos entre naciones para combatir los efectos del cambio climático.

El director general del Instituto Tecnológico Hotelero (ITH), Álvaro Carrillo de Albornoz, ha participado esta mañana en la mesa debate “la Innovación Tecnológica como palanca en el tránsito a la economía circular, y la interiorización del concepto “ecoeficiencia” en el proceso Innovador”, en el bloque INNOVATION TRACK en la “Zona Verde – Acción por el clima de la Conferencia de la ONU sobre el Cambio Climático” (Espacio Ciencia e Innovación) en el marco de la COP25.

La mesa redonda ha estado moderada por Noelia Escobar, miembro de la junta directiva de AFIDI y Responsable de Relaciones Institucionales e Intangibles de INCOTEC y ha contado con las intervenciones de Félix González Yagüe, CEO Office Director de ACCIONA;  Clara Plata, en representación del Hub Economía Circular de Málaga, Manager of Operations and Technologies SEMiLLA IPST BV y miembro en área de proyectos internacionales en el Vicerrectorado de Proyectos Estratégicos de la Universidad de Málaga; Guillermo Ríos Ransanz, Director de Innovación y Tecnología de ATLATIC COPPER; John Chamberlain, Área de Innovación de NATURGY, junto a Álvaro Carrillo de Albornoz, en representación del Grupo Interplataformas de Economía Circular.

En la mesa se ha tratado desde diferentes perspectivas, cómo el fomento de la I+D+i en todo el ecosistema de la economía circular es clave como palanca en este proceso de transformación tecnológica ya en marcha en todo el mundo.

Se ha debatido sobre aspectos tales como el intercambio de buenas prácticas y la replicabilidad de los éxitos que se vayan obteniendo; la interiorización del término “ecoeficiencia” en el proceso de innovación; la colaboración entre diferentes actores (públicos y privados) y la transferencia de resultados al mercado; y el papel de la Administración como dinamizadora.

El director general de ITH ha sido el encargado de cerrar la mesa, destacando las conclusiones a las que se han llegado a lo largo del debate. Carrillo de Albornoz ha afirmado que la economía circular interrumpe en el panorama mundial como un concepto que mezcla los aspectos medioambientales y económicos y cuyo objetivo es que el valor de los productos y servicios, los materiales y los recursos, se mantenga en la economía durante el mayor tiempo posible, y que se reduzca al mínimo, la generación de residuos. Para llegar a este principio es necesario cerrar el ciclo de vida de dichos productos, servicios, materiales y por supuesto, recursos energéticos.

El sistema lineal de nuestra economía actual cuyas distintas fases contemplan la extracción, fabricación, utilización y eliminación, es el responsable del agotamiento progresivo de los recursos naturales.  Para frenar este hecho, la economía circular propone un nuevo modelo de sociedad que utiliza y optimiza los stocks y los flujos de materiales, la energía y los residuos y es eficiente en el uso de los recursos. Todos los sectores de la sociedad estamos implicados.

De todo lo anterior se desprende que la economía circular puede ayudar a las empresas en la toma de decisiones acerca del uso de los recursos y la minimización de pérdidas, proveyendo valor añadido a los negocios y definiendo una ruta para lograr el bienestar social y la sostenibilidad ambiental para las generaciones futuras. Además, bajo condiciones adecuadas, la Economía Circular puede cambiar la diversidad económica y al mismo tiempo incrementar el empleo, por lo que puede ayudar mucho a mejorar los resultados empresariales, al incorporar a la cadena de valor un análisis de cómo evitar desde el principio la reducción de residuos e insumos y a alargar el ciclo de vida de los productos.

Las principales conclusiones a las que han llegado los expertos son:

Hoy se ha debatido sobre la transformación global que supone el tránsito de la economía lineal hacia la economía circular. Y lo relevante, no sólo es el tema organizativo, sino el cambio cultural que supone en cuanto a paradigma empresarial. Además de la transformación digital, debemos afrontar la transformación cultural que supone la economía circular. Muy pocas entidades son conscientes de la ingente tarea a la que se enfrenta cada empresa, cada institución, cada gobierno. “¡Lo bueno, es que la sociedad ya está en marcha!” aplaudía Carrillo de Albornoz.

Se trata de un cambio social, en el que hay que reconfigurar las cadenas de valor, descubriendo y fomentando nuevos sectores, que aportan valor en nichos de mercado que aún no existen, y que aparecerán con nuevas demandas comunes que exigirán soluciones que hoy la tecnología permite a un coste razonable. A su vez, es importante destacar los aspectos de simbiosis industrial, para que investiguen y diseñen sus productos para la reutilización.

Va a ser complicado que la legislación vaya a tiempo dado lo rápido que este concepto avanza. Por lo tanto, no se puede dejar de demandar una normativa clara y flexible para que el desarrollo tecnológico y empresarial sea eficiente y podamos construir estos nuevos escenarios en base a necesidades reales.

Los avances tecnológicos deben ponerse al servicio de este cambio de paradigma en la forma de producir y consumir, así como de interiorizar el concepto de “ecoeficiencia” en las actividades innovadoras, evaluando el impacto ambiental de estas actuaciones y persiguiendo su minimización.

Por último, pero no menos importante, la administración tanto local, como nacional, europea y global deben estar alineadas y deben posicionarse de forma coordinada en el corto, medio, y largo plazo, mediante la implementación de soluciones innovadoras tecnológicamente, así como sostenibles y eficientes.