Creatividad, tecnología y resultados

¿Por qué será que el término “creatividad” se asocia más a las Bellas Artes que a los negocios? Es natural hablar de escritores creativos, o escultores o arquitectos, y sin embargo no lo es tanto decir que una empresa de asfaltados sea creativa. Pero esta situación es en realidad un asunto de terminología. ¿Verdad que esa empresa de asfaltados sí que puede ser calificada perfectamente de innovadora?

La diferencia entre creatividad e innovación está en los resultados. Lo creativo está más asociado al pensamiento abstracto y lo innovador, al beneficio de la empresa. Sea como fuere, al final nos referimos a lo mismo: la capacidad de las personas y las organizaciones de imaginar nuevas formas y procesos que mejoren lo que ya existe, o de desarrollar cosas completamente nuevas.

El ser humano es un ente complejo. Voluble y básicamente emocional, visualiza unas condiciones en las que cree que será feliz. Cuando se encuentra con problemas y obstáculos para conseguir ese fin tiene que pensar cómo superarlos… Y tira de la imaginación y la creatividad.

Muy parecidamente actúa una empresa cuyo objetivo de felicidad es, no lo olvidemos, ganar dinero. Algo que se consigue poniendo en marcha ideas de más valor para sus clientes que las que ofrecen los competidores. La materialización de estas ideas de producto o servicio utiliza distintas tecnologías para su producción, lanzamiento y entrega final. Como los mercados cambian, igual que lo hacen las personas o las leyes y desde luego las modas, es preciso saber evolucionar. La empresa que no lo haga cierra. Hasta las panaderías de toda la vida han modificado su oferta porque así lo exigen sus clientes.

Es en esta evolución donde entra en juego la creatividad como factor fundamental de la competitividad empresarial. Lo más importante de una empresa está en las personas que la integran y todo el mundo es más o menos creativo. Esa facultad de imaginar, unida a la experiencia y al saber hacer, es la que permite vislumbrar nuevas soluciones y oportunidades de negocio.

Una vez que las personas están motivadas para crear entra en juego la tecnología. Ella permite que esas ideas se concreten en soluciones reales más eficaces, más económicas y más adaptadas a cada caso. La tecnología no es un fin sino un medio para conseguir los objetivos. Está entre la necesidad de mejorar y la aparición de resultados concretos. Será más o menos sofisticada, supondrá más o menos inversión, pero siempre estará en el camino a la rentabilidad.

Ahora imaginemos que conectamos la creatividad de las personas, les damos motivos para utilizarla en la empresa y ponemos a su disposición la tecnología necesaria. ¿Qué pasa? Pues que empezarán a llegar los resultados.

El sector hotelero es perfecto para este esquema. Tenemos personas a ambos lados –profesionales y clientes-, unas instalaciones donde “jugar” –el hotel- y esa flexibilidad inherente que tiene el sector. Es mucho más rápido, fácil y barato que en otros sectores poner a prueba nuevos servicios creados por esos profesionales o sugeridos por los clientes y proveedores.

Tenemos además a mucha más gente externa pensando en nuevos medios para hacer más rentables los negocios turísticos. Desde cómo ahorrar agua en los lavabos hasta cómo tener más información sobre las opiniones y deseos de los huéspedes de un hotel. Una vez más, la tecnología apoya la creatividad de las personas para conseguir los resultados a los que aspira la empresa.

Al final, la ecuación es sencilla:

Personas motivadas + Creatividad + Tecnología = Resultados

¿Cumplen estas condiciones los hoteles en España? ¿Y el suyo?

Alberto Losada Gamst, socio fundador de Avantideas
www.avantideas.com
@AvanTweets