La banda sonora de tu viaje

Hace tiempo que pasamos de vender productos, soluciones o servicios a vender experiencias. Actualmente ya no conducimos coches, tenemos la oportunidad de convertirnos en pilotos tras el volante de un vehículo, o vestimos una determinada prenda de ropa… ¡incluso decimos “experiencia de usuario” para referirnos al resultado de la interacción con nuestra web!. Sin embargo, si en algún sector tiene sentido hablar de experiencias, ese es el turístico.
Un viaje es per se una experiencia, y cuando hablamos de experiencias nos debemos referir ineludiblemente a los sentidos a través de los cuales captamos las sensaciones, los matices que finalmente darán la forma definitiva a esa experiencia vivida en el destino. De ahí que en toda la cadena de valor turística se cuide tanto el diseño (vista), las texturas y materiales (tacto), los sabores (gusto) y en menor medida los olores (olfato), que junto con el oído son los grandes olvidados del Marketing Turístico/Hotelero. Respecto a los dos últimos, la inmensa mayoría de hoteles centra sus esfuerzos en neutralizarlos, intentando que no haya olores que puedan desagradar, ni ruidos que puedan interferir en el descanso del cliente. Pero… ¿por qué quedarnos ahí? Si era cierta aquella campaña que rezaba “sería imposible vivir sin música”, ¿por qué no incorporarla a la experiencia del viaje?
La música, inevitablemente, va asociada a los momentos más importantes de nuestra vida: El primer beso, la selección musical de tu padre en los largos viajes a la playa, la canción de moda de aquel verano especial, o la banda sonora de la primera película que fuiste a ver al cine con ella, esa con la que entendiste que era la mujer adecuada. Todos tenemos una memoria musical asociada a momentos memorables en nuestra vida, sin embargo es un recurso  muy poco explotado por las empresas turísticas…
Por suerte hay grandes ejemplos de establecimientos que tienen en la música el secreto de su éxito, como el celebérrimo Café del Mar de Ibiza, cuyo éxito radica ‘simplemente’ en ponerle banda sonora a los atardeceres de la Isla. O el Hotel Costes de París, un ‘must’ de la escena nocturna parisina más cool. Por cierto, no nos equivocaremos mucho si decimos que, en ambos casos, los beneficios obtenidos por la venta de su música pueden hacer sombra a su principal fuente de negocio, la restauración y el alojamiento respectivamente.
Ahora bien, afortunadamente en España hay ejemplos de hoteles que sí han visto el potencial de la música como herramienta de fidelización, diferenciación y valor añadido a sus clientes. El paradigma es el caso del Ushuaia Beach Hotel de Ibiza, donde puedes disfrutar de las sesiones de los deejays más exclusivos del panorama internacional. O el Mallorca Rocks Hotel, donde puedes asistir también de los conciertos sin salir de sus instalaciones, de Rock en este caso…
En Roommate Hotels no llegan a ese extremo, pero son tan conscientes del valor que aporta la música que han puesto a disposición de sus clientes,de forma gratuita, las sesiones que el Dj Alex Del Toro pinchó en sus hoteles de New York y Miami, una magnífica acción para estar siempre presente en la mente del usuario, para “hacer pole” en el ansiado top of mind de los marketeros.
Como veis, hoy en día tenemos un amplio abanico de opciones para desarrollar acciones en el ámbito musical, así que el dinero no es una excusa tampoco en este caso. Entonces, ¿vamos a seguir dejando que los clientes sean protagonistas de  una película sin banda sonora?
Yo quiero que mis viajes tengan banda sonora…
Fabián González, Jefe de Proyectos, Área TICs
Instituto Tecnológico Hotelero (ITH)
@fabiang – @ithotelero